La imagen que nos ocupa es una joya histórica que nos transporta al Socuéllamos de principios del siglo XX, cuando la imponente torre original de la iglesia formaba parte del paisaje cotidiano del municipio. Fechada en 1901, la fotografía captura con precisión un momento previo al incendio de 1903, un trágico evento que cambió para siempre la historia de este emblemático edificio. Según los relatos, el incendio fue causado por un cohete lanzado durante la Salve, tradición que con el tiempo dejó una huella imborrable en la memoria colectiva.
Un diseño arquitectónico que marcaba la época
La torre, tal como se muestra en la imagen, destaca por su sencillez arquitectónica, con líneas rectas y una estructura robusta. Su campanario, rematado con una aguja y una cruz, era un símbolo de fe y un punto de referencia para los habitantes de Socuéllamos. Construida con mampostería, la torre cumplía una doble función: espiritual y práctica, ya que también servía para convocar a Socuéllamos en momentos importantes.
El edificio principal de la iglesia, adyacente a la torre, presentaba un diseño clásico con tejados inclinados de teja y muros sobrios.
Además del edificio, la fotografía ofrece un vistazo a la vida rural de la época. En el primer plano, dos mujeres aparecen realizando labores cotidianas, probablemente recolectando leña. Una de ellas porta un haz de ramas sobre su cabeza, una tarea típica de las sociedades agrícolas de la época como Socuéllamos. Su vestimenta tradicional y su actitud serena son un testimonio vivo de las costumbres y rutinas de una sociedad marcada por la sencillez y la autosuficiencia.
El entorno, prácticamente sin urbanización, muestra caminos de tierra y edificaciones bajas que contrastan con la monumentalidad de la iglesia. Este paisaje no solo revela la importancia de la iglesia como centro espiritual, sino también como eje de la vida social y cultural del pueblo.
El incendio de 1903: un antes y un después
Apenas dos años después de que esta fotografía fuera tomada, la torre sería destruida por un incendio accidental, transformando para siempre la fisonomía de la iglesia de Socuéllamos. El trágico incidente no solo supuso la pérdida de un símbolo arquitectónico, sino que también marcó un punto de inflexión en la historia del pueblo. La reconstrucción posterior de la iglesia reflejaría los cambios arquitectónicos y sociales de las décadas siguientes.
Hoy, esta imagen no es solo un testimonio de una torre que desapareció, sino un reflejo de las raíces y la identidad de Socuéllamos. Representa un periodo en el que la vida giraba en torno a las tradiciones y a la fe, y en el que la iglesia no era solo un lugar de culto, sino el centro social de un pueblo.
La fotografía nos invita a reflexionar sobre el pasado y a valorar el patrimonio que nos rodea, recordándonos que cada piedra, cada edificio y cada tradición forman parte de un legado que debemos preservar y transmitir a las generaciones futuras.
Este documento gráfico, junto con la memoria oral e histórica, nos permite reconstruir y honrar la historia de Socuéllamos. La iglesia, en su forma original, fue un testigo mudo de los momentos más importantes del pueblo, y su recuerdo, plasmado en esta imagen, sigue vivo en quienes mantienen viva la historia y las tradiciones locales.