Han pasado ya unos días de que nuestro protagonista, Francisco del Amo Zarco fuera noticia en la prensa nacional como internacional. Países como Suiza, Estados Unidos o República Dominicana se han hecho eco de su gesta solidaria: ser el mayor donante de Europa con 500 donaciones.

Para Paco, como le llaman sus amigos han sido días frenéticos, de teléfono, de entrevistas, de reconocimientos, unos días de locura, pero para él han sido excitantes. Era importante llegar con su mensaje y su ejemplo al mayor número de personas. No buscaba un reconocimiento o ser presa de la adulación, lo importante era conseguir el mayor número de donantes y ese ha sido el mensaje que ha dado con todas las entrevistas que ha concedido.

Nosotros, además de admirar su solidaridad para con los demás, queremos conocer al hombre que hay detrás de ese torrente de generosidad, ese socuellamino que, pese a llevar muchos años en Burgos, lleva con orgullo sus raíces manchegas, su marca de nacimiento que es socuellamina, y eso es inalterable para él.

Francisco del Amo nació en la calle Puertollano hace 67 años en el barrio Casqueral, otra cuestión que lleva con profundo orgullo. Sus padres, jornaleros y humildes pero muy felices, luchadores como lo eran todos en aquella época que ahora parece tan lejana, hicieron lo posible para que a sus hijos no les faltara de nada. Así vive su infancia Francisco, marcada intensamente por la honradez de sus padres. Años difíciles, por ello, pronto tuvo que echar una mano en casa trabajando en el horno de Vicentón en la calle Don Quijote. Aunque parezca increíble, Paco es tímido: “Soy tímido, aunque soy parlanchín “y miedoso en aquel entonces, con 11 años con un Socuéllamos sin iluminación: “iba al horno por la noche pese a que mi horario era a las 5:30 y me dormía en un sofá hasta que llegara mi hora”. “mi labor allí era echar sarmientos al horno” Trabajo duro pero reconfortante. Le ayudó a madurar.

Francisco, mal estudiante como nos ha confesado pese a ser muy inteligente, “era un vago para estudiar” lo que hizo que con 13 años dejara de estudiar y comenzar a trabajar en la empresa de Emiliano Padilla “Meca”.

La figura y ejemplo de su madre

Dicen que en muchos casos eres el reflejo de tus padres de como te marcan cuando la vida va dando pasos. En el caso de Francisco, su madre Luisa le marcó la parte más humana, más solidaria y virtuosa. Nuestro protagonista ha comentado en numerosas entrevistas que su madre le “obligó cogiéndole de una oreja para ir a donar”. Una curiosa anécdota. Francisco se emociona al hablar de su madre. No es para menos. Una mujer adelantada a su tiempo que junto a su vecina Mercedes esperaban con impaciencia poder donar cada vez que el autobús de donación llegaba al pueblo, que siguió donando hasta que por edad no pudo seguir pese a que, en alguna ocasión, habiendo ya había cumplido los 65 años, fue a donar a escondidas. Para ella, pese a poner en riesgo su salud, donar era darle la oportunidad a una persona en riesgo, era regalar vida. Francisco no pudo tener mejor maestra.

Adolescencia y mili

Francisco “Cosicas” como conocen a su familiar tuvo que irse muy joven a Mallorca lo que le sirvió para madurar, trabajando en el Hotel Meliá. No era fácil pero la vida así lo demandaba. También, se ganó su dinero trabajando de albañil con Santiago Lara, hasta que tuvo que ir a la llamada del servicio militar en Burgos. Allí continuó con su altruismo y donaba también sangre. Allí conoció a su mujer y allí se quedó.

Allí fundó una empresa de construcción que ahora regenta su hijo y allí en Burgos siguió donando de manera periódica, la llamada de la solidaridad la tiene marcada a fuego. En Burgos, siendo él el presidente de la Hermandad de Donantes, han logrado una media muy por encima de la media nacional de donaciones. Miembro del Patronato de Salud de Castilla y León y figura reconocida por el Ayuntamiento Burgos, Francisco es una institución. Un orgullo que un socuellamino goce de ese espíritu solidario y capacidad de entregar a los demás algo que es efímero: vida y poder dar una segunda oportunidad.

Francisco del Amo Zarco mira con orgullo la labor de su tierra y la solidaridad que desde nuestro pueblo irradia con un gran número de donaciones. Como bien me comenta en nuestra charla: “mi labor aquí es poder conseguir que la gente se siga sumando y seguir donando”

Socuéllamos tiene la satisfacción y el honor de poder contar con un socuellamino de pro, honorable y humilde que pasea el nombre de Socuéllamos por el mundo con orgullo. Socuéllamos tiene la obligación de devolver ese honor a Francisco. Se lo debemos.  

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