En 1954, la calle San Antón se encontraba en pleno proceso de renovación, como lo atestigua una histórica fotografía capturada por los hermanos Reales. La imagen muestra cómo se procedía a la instalación de adoquines, un material que ofrecía mayor durabilidad y un aspecto más moderno en comparación con el tradicional empedrado.
La escena retratada en la fotografía es un testimonio visual de una época de transformación urbana en Socuéllamos. A lo largo de la calle, se observan varias edificaciones que han sido renovadas, reflejando los cambios arquitectónicos que el pueblo estaba experimentando en esos años de posguerra. Sin embargo, hay dos estructuras que se mantienen como testigos del pasado: la Casa de la Encomienda y la iglesia local. Estas construcciones, aún intactas y resistiendo el paso del tiempo, ofrecen un contraste interesante con las nuevas edificaciones que las rodean. La iglesia destaca por la parte inferior de sus muros, que aparece encalada, mostrando la huella de una reciente intervención para preservar su estructura y asegurar su presencia como centro de la vida espiritual de Socuéllamos.
Un detalle curioso y evocador de la fotografía es la presencia de dos personas sentadas en la parte izquierda de la imagen. Estas figuras parecen ajenas a la frenética actividad de las obras, ofreciendo una imagen de serenidad en medio de la transformación que se desarrolla a su alrededor. Es posible que se trate de vecinos, observando cómo el entorno que han conocido durante años comienza a cambiar ante sus ojos, o quizás simplemente tomándose un descanso en un día cualquiera de 1954. Su presencia añade una dimensión humana a la escena, recordándonos que detrás de cada obra de infraestructura hay una pueblo que vive y respira en ese espacio.
La fotografía de los hermanos Reales no solo captura un momento específico en el tiempo, sino que también documenta el cambio de una era en Socuéllamos. La renovación de la calle San Antón, junto con la modernización de las edificaciones circundantes, marca un punto de inflexión en la historia del pueblo, donde la tradición y la modernidad comienzan a convivir. La permanencia de la Casa de la Encomienda y la iglesia en medio de estas renovaciones simboliza la resistencia y la continuidad de las raíces históricas del lugar, mientras que la actividad de adoquinado y las nuevas construcciones reflejan el deseo de avanzar y adaptarse a los tiempos cambiantes.
En resumen, esta imagen de la calle San Antón en 1954, tomada por los hermanos Reales, es más que una simple fotografía de una obra en progreso; es un testimonio del dinamismo y la evolución de Socuéllamos, donde lo antiguo y lo nuevo se entrelazan, y donde la vida cotidiana sigue su curso en medio de las transformaciones urbanas. Es un recuerdo de cómo la comunidad y el espacio físico en el que habitan están en constante diálogo, creando juntos la identidad única de un pueblo en plena transición.