En esta imagen histórica, capturada en la década de los años 50, se observa a parte de la familia conocida como «Siete Historias», originaria de Munera, un pintoresco pueblo de la provincia de Albacete. La fotografía fue tomada en la casa de la calle La Arena, sobre un camión de cal, un símbolo representativo del oficio al que se dedicaban, reflejando un momento cotidiano y significativo de la época.
El oficio de la cal ha sido tradicionalmente uno de los más duros y esenciales en las zonas rurales de España. La cal era indispensable para diversas aplicaciones, desde la construcción hasta la desinfección de viviendas y establos o bien para pintar las paredes de la vivienda, además de su uso en agricultura. El proceso de producción de la cal, que comienza con la extracción de la piedra caliza y su cocción en hornos hasta transformarla en cal viva, requería un profundo conocimiento y arduo trabajo. Este oficio, transmitido de generación en generación, era común en familias como la de los Atencia, quienes dedicaban su vida a esta labor tan demandada en aquella época.
En la fotografía, que capta un instante de la vida diaria en ese entorno laboral, se puede ver de izquierda a derecha a Gabriela Rodríguez Atencia, una de las figuras matriarcales de la familia; su hija Pilar Atencia Rodríguez; Paquita, también vinculada a la familia y al trabajo en el ámbito rural; Juan Giménez Atienza, en la imagen con gafas de sol, nieto de Gabriela y es un pilar fundamental en la familia; y José Atencia Rodríguez, e hijo de Gabriela,otro miembro clave de la familia.
El camión de cal que aparece en la fotografía no solo es un medio de transporte, sino también un símbolo del oficio familiar y de la economía de la época en Socuéllamos. Estos vehículos eran esenciales para la distribución de la cal a los distintos puntos donde era necesaria, evidenciando el rol vital que la familia desempeñaba en nuestro pueblo.
Hoy, al mirar esta fotografía, es inevitable reflexionar sobre el paso del tiempo y las ausencias que se sienten profundamente. Ya faltan muchos de los que aparecen en la imagen; sin embargo, Juan Giménez, quien sigue vivo, reside actualmente en Palma de Mallorca. Este último sobreviviente de la imagen lleva consigo el legado y las memorias de esta familia, cuya bondad ha dejado una huella imborrable.
Como descendiente directo de esta familia llena de generosidad y calidez, el autor de este texto desea rendir homenaje a sus raíces, recordando con cariño y respeto a quienes han dejado su marca no solo en las páginas de la historia familiar, sino también en el corazón de aquellos que siguen adelante con su ejemplo. Esta fotografía es más que una simple imagen; es un testimonio de la vida, el trabajo y los valores que han perdurado en el tiempo.