Aunque la Navidad ha quedado atrás, un dicho popular nos recuerda que «hasta San Antón, Pascuas son». Y, siguiendo esta tradición, el Belén de la Capilla de la Inmaculada en Socuéllamos ha sido un foco de devoción y admiración en estas primeras semanas del año.
Ha estado ubicado en el altar principal, este Belén destacando por su cuidadosa composición y su detallismo. En el centro de la escena, el Niño Jesús reposa en un pesebre decorado con una delicada sábana bordada, rodeado por María y José, quienes expresan con sus gestos serenidad y adoración. Los Reyes Magos, vestidos con suntuosos trajes que reflejan su nobleza, portan los regalos de oro, incienso y mirra, mientras un pastor, símbolo de la humildad, se acerca con su vara en mano.
El fondo del altar, enmarca la escena de manera única, aportando un aire solemne. La presencia de un ángel con la inscripción «Gloria in Excelsis Deo» completa la escena, transmitiendo un mensaje de paz y esperanza.
Este Belén no solo es una obra artística, sino un reflejo de la fe y las tradiciones que unen a los Cristianos. Su mantenimiento y exhibición cada año son muestra del compromiso de los fieles por preservar la esencia de la Navidad.