El 8 de octubre de 1977, la banda terrorista ETA acabó con la vida de Ángel Rivera Navarrón, un joven guardia civil natural de Socuéllamos

, quien formaba parte de la escolta de Augusto Unceta Barrenechea, presidente de la Diputación de Vizcaya. Junto a Ángel, también perdieron la vida el propio Unceta y el guardia civil Antonio Hernández Fernández-Segura, en un atentado con ráfagas de metralleta en Guernica.

Ángel Rivera, de 22 años, había ingresado en la Guardia Civil el 16 de diciembre de 1976 y estaba destinado al Servicio de Información. Soltero y comprometido con su labor, su vida fue truncada mientras cumplía con su deber de proteger al presidente de la Diputación, quien en ese momento se dirigía a jugar un partido de pelota vasca en el frontón Jai Alai, tras visitar la fábrica de armas Astra, Unceta y Cía., fundada por su padre.

En honor a su memoria, Socuéllamos ha dedicado una calle a Ángel Rivera Navarrón, un gesto con el que la localidad mantiene vivo el recuerdo de uno de sus hijos, cuya vida fue arrebatada de forma trágica. Este aniversario nos invita a reflexionar sobre el impacto de la violencia y el sacrificio de quienes dedicaron su vida a la protección de los demás.

Hoy, 47 años después, Socuéllamos Al Día recuerda a Ángel y a todos aquellos que han sido víctimas del terrorismo.

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