Hoy recordamos a una figura emblemática de Socuéllamos, Juan Cantero, conocido cariñosamente como «el zapatero». Hoy tendría 99 años, dejando un legado de humanidad, arte y buen hacer que todavía perdura en la memoria de quienes lo conocieron.
Juan Cantero no solo destacó por su oficio como zapatero, que le convirtió en una figura imprescindible de la vida cotidiana del pueblo, sino también por su calidad humana. Popular, humilde y siempre dispuesto a tender una mano, era conocido por su carácter alegre y generoso. Su vida estuvo marcada por las aventuras y el arte, que compartió con amigos en inolvidables momentos de música y fraternidad.
Su sobrina, la pintora Mary Muñoz Cantero, desgraciadamente también fallecida y a quién le dedicaremos un reportaje sobre su legado y extensa obra pictórica y artística, le dedicó un retrato que captura no solo su imagen, sino también su esencia. A través de su arte, Mary ha sabido mantener vivo el recuerdo de su tío, quien debería haber recibido un merecido reconocimiento como ciudadano ejemplar.
Las aventuras de Juan, guitarra en mano, junto a compañeros como «el de la Pacheca» y Regueros al cante, son parte de la historia oral del pueblo. Caminos recorridos, canciones compartidas y momentos que quedan grabados en quienes tuvieron el privilegio de vivirlos a su lado.
Juan Cantero, el zapatero, representa una época, una forma de vida y una riqueza humana que merece ser recordada. En cada esquina del pueblo, en cada anécdota contada y en cada obra de arte de Mary, su espíritu sigue vivo entre nosotros.
Desde aquí, extendemos nuestro agradecimiento a todos los que mantienen su memoria viva, recordándonos que las personas extraordinarias no solo dejan huella, sino que se convierten en parte del alma de Socuéllamos.