El pregonero de la Feria Y Fiestas en Honor al Santísimo Cristo de la Vega, Francisco del Amo Zarco nos ha hecho llegar el pregón que ayer expuso a todos los socuellaminos. Merece la pena leerlo.

Señora Alcaldesa, Corporación Municipal, autoridades, vecinas y vecinos de Socuéllamos, visitantes que nos acompañáis. Muy buenas noches a todos.

 Ya huele a feria. Cojamos las fiestas con la misma ilusión con que las esperábamos cuando éramos niños

Quiero felicitar a la reina y damas de honor, ellas son la imagen visible de nuestras fiestas patronales.

Tuve el privilegio de asistir como invitado a la celebración del 25 aniversario de la fundación de la peña madridista El Tragaluz Julio Casabella, en mi condición de Gran Donante de Sangre, compartiendo mesa con nuestra alcaldesa Conchi Arenas.

Cuando la Sra. Alcaldesa me comunicó que quería que fuese el pregonero de nuestras fiestas, lo primero que pensé fue la enorme responsabilidad  que se me venía encima, que tenía que hacer honor a lo que esto suponía y que los que me eligieron no se habían equivocado.                

Personalmente me parece una gran responsabilidad ser el vocero de las fiestas de todo un pueblo, mucho más si se trata de Socuéllamos, mi pueblo, pero aquí estoy y espero no defraudaros.

Sería imposible poder trasmitiros lo que siento en estos momentos.

Mirando quienes han sido los pregoneros anteriores, todos son personas  con muchos méritos. Mi único mérito es gozar de muy buena salud y tener un poco de empatía hacia los demás, sobre todo con los más necesitados, en este caso los enfermos.

Cualquier reconocimiento es un enorme regalo. De todos los que he recibido a lo largo de mi vida, el ser pregonero de las fiestas de mi pueblo es el que más ilusión me ha hecho. Me siento muy orgulloso.

Del día a día de nuestro pueblo yo no puedo contaros nada que no conozcáis, cualquiera de vosotros sabe mucho más que yo, vosotros que estáis viviendo ese día a día, yo solo puedo hablaros de mis recuerdos y añoranzas.

Soy socuellamino del barrio del Casqueral, me siento más Sancho que Quijote, el primero de tres hijos de Joaquín y Luisa, una familia humilde de la que me siento enormemente orgulloso. Los socuellaminos y los manchegos en general, tenemos la suerte de haber nacido en una tierra de gente sencilla y trabajadora.

Los años que más marcan a cualquier persona los viví aquí, mi infancia, mi adolescencia y mi primera juventud, estoy convencido que es la etapa de la vida donde más se arraigan los recuerdos, porque es cuando vas descubriendo la forma de vivir.

Recuerdo como jugábamos en la calle de críos, incluso descalzos en las calles de tierra, o el provecho que le sacábamos a cualquier cosa que encontrábamos para jugar o en el peor de los casos al apedreo. Teníamos miles de juegos y si no los inventábamos.

Vivíamos en un barrio privilegiado, teníamos muchísimas zonas verdes, estaban las huertas a un paso de casa, y todos teníamos piscina, estaba la balsa de los tres arboles al lado y el resto de balsas de riego de todas la huertas.

He trabajado desde crio pero nunca me he sentido un niño explotado, todo lo contrario he sido un niño muy feliz, eran otros tiempos y yo no quería estudiar, mis padres siempre respetaros mis decisiones aunque no estuvieran de acuerdo. Ahora me arrepiento de no haber seguido estudiando y poder haber adquirido más cultura y conocimiento con los estudios.

Una anécdota muy simpática me ocurrió en la feria del año 1972, yo trabajaba los domingos y fiestas en la Discoteca 77, en la actuación de Camilo Sesto, antes de subirse al escenario, me pidió que le guardase las llaves del coche y las gafas de sol, metí las llaves en mi bolsillo y cuando termino la actuación yo no estaba en el local y me había llevado las llaves. Y todo el mundo buscándome por la feria.

Después vino la mili, posteriormente me casé y entonces comenzó una nueva etapa de mi vida.

Al principio de marcharme, intenté comprar un aparato de radio que pudiese sintonizar “La voz de la Mancha”, todos mis intentos resultaron baldíos, era imposible, me había marchado a vivir demasiado lejos.

Tenía un cordón de unión con Socuéllamos, cuando veía pasar algún camión de Terrazos Vanguard, Transportes Félix o Albiñana o leía los lunes en los periódicos deportivos cómo había quedado la Unión Deportiva y más tarde también el Voleibol, el lazo con mi pueblo aumentaba. Ese lazo aún sigue vivo.

Soy uno de los miles socuellaminos que no vivimos aquí, por unas circunstancias o por otras, la mayoría de las veces por el trabajo, vivimos lejos de nuestro pueblo, en mi caso en Burgos, donde junto a una burgalesa creamos una familia con dos hijos y a día de hoy dos nietos.

Yo quería vivir en mi pueblo. Dejé un buen puesto de trabajo para venirme a vivir a Socuéllamos, iba a nacer mi primer hijo y quería que naciera  aquí, en mi pueblo, bueno, nació en Alcázar, como la mayoría de socuellaminos, que nacen en Alcázar y mueren en Tomelloso.

Me vine a vivir a Socuéllamos, pero pasaba la semana trabajando en Madrid, vaya invento que había hecho. Decidí que si yo no podía vivir con mi familia, que al menos mi esposa si estuviese con la suya,  por eso que vivo en Burgos.

También soy uno de los miles socuellaminos que muchas veces hemos tenido que explicar dónde está Socuéllamos, incluso como se pronuncia, regalar productos de nuestra tierra para demostrar, que lo de nuestro pueblo está a la altura de los productos más conocidos de nuestro país. Hace tiempo que no regalo nada. Quien quiera saber dónde está nuestro pueblo y conocer sus productos, que venga, que venga y lo aprenda.

Yo os puedo garantizar que todas las personas que han venido conmigo a nuestro pueblo se han ido muy satisfechas, del pueblo, de sus gentes y sobre todo de la amabilidad con la que les habéis acogido, de la nobleza y humildad de las mujeres y hombres socuellaminos.Cualquiera que me hable bien de Socuéllamos, ya me tiene ganado.

Me gusta mucho cuando me encuentro con alguien que me dice “yo tengo un cuñado socuellamino” o como hace poco me ocurrió: “me voy a ver a un amigo, vive en Madrid pero es de tu pueblo”.

Luego la vida también me ha regalado alegrías que nunca esperas y que  no haces nada para encontrarlas o vienen solas o no están.

En el año 1.995 había una sequía terrible, varios años sin llover.  Las gentes de mi pueblo decidieron hacer una huelga para que nuestros dirigentes tomaran cartas en el asunto. De la noche a la mañana me encontré en el centro de Burgos con una pancarta enorme que ponía “SOCUELLAMOS POR LA SEQUIA”

Allí se presentaron, no se cuentas personas, a mí me parecía que Burgos estaba lleno de socuellaminos. Estaba mi primo Dioni y muchos conocidos, cuando llegué el primer día estaban haciendo gachas, allí me quedé y estuve con ellos todo el tiempo que permanecieron en Burgos.

Creo que fue el último día, fuimos a poner la pancarta a la salida del hotel donde estaban los representantes europeos, cuando llegamos salían los autobuses, con las prisas se nos enredaron las cuerdas de la pancarta. Teníamos  delante de nosotros a los antidisturbios, cualquiera sacaba la navaja para cortarlas.

Como anécdota, los días que estuvieron los socuellaminos en Burgos, no paro de llover.

Nunca olvidé el pueblo que me vio nacer, aquí tengo mis raíces, familia, amigos y sobre todo, aquí están todos mis muertos. Afortunadamente tengo muchos amigos y conocidos, pero hoy quiero recordar a los amigos que marcharon y no podemos disfrutar con ellos. Cándido, Tomas, Vicente, Juanito, Wenceslao, Félix, Cesar, siempre estaréis con nosotros.

En una de mis visitas a Socuéllamos para la feria, en el paseo Cervantes, me encontré con Anastasio Perona, estuvimos charlando y me comento que había preparado un pequeño museo, con sus pinturas, dibujos y caligrafías. Me invito a visitarlo, lo disfruté y se lo agradecí muchísimo. Además de lo interesante de la visita, Anastasio era una persona muy admirada por mí.

En una boda de unos amigos, burgaleses, tanto los novios como invitados iban con traje regional. Obviamente todos llevaban traje burgalés, a excepción de una mexicana con su traje típico y yo con pantalón de pana blusa pañuelo y boina.

Estas fiestas hacen que vengamos quienes vivimos fuera, coincidimos con amigos y familiares, vivan aquí o en cualquier otro sitio y recordamos vivencias compartidas, las personas que se aprecian, aunque haga mucho que no se ven, parece que llevan todo el tiempo juntos.

Yo soy donante de sangre, es el único mérito que tengo para poder estar aquí esta noche, todo gracias a la Luisa, por haberme parido y por animarme a donar. Mi madre era donante de sangre y me convenció para que un día la acompañara, mi primera donación la hice aquí en Socuéllamos, el mes que viene hace 47 años. Como me gustaría, que aunque fuese por cinco minutos, mis padres estuviesen sentados entre vosotros.

La salud me ha respetado, bueno más que respetarme, la vida me ha regalado una salud que me permite seguir donando, sobre todo en los últimos años lo suelo hacer cada 15 días. Así llevo varios años y a pesar de mi edad  sigo donando.

El ser Pregonero me da la oportunidad, desde aquí, de felicitar y dar las gracias a todos los donantes socuellaminos por su altruismo, Socuéllamos tiene un índice muy importante de donaciones, que vosotros tenéis que seguir incrementando.

A quienes nunca  habéis donado, me atrevo a pediros un favor, regalaros una donación, podréis comprobar la satisfacción de poder ayudar a una persona, que ni conoces, ni vais a conocer nunca, en algo tan necesario como la salud.

Se habla mucho de que las donaciones salvan vidas y es cierto, sin las donaciones de sangre morirían irremediablemente 80 personas todos los días en nuestro país, pero no es menos cierto que se transfunden a más de 6.000 personas todos los días.

Solo cuatro personas de cada cien, en edad de donar  lo hacemos. Solo un millón doscientas mil personas, somos donantes de sangre en nuestro país.

Siempre relacionamos las donaciones de sangre con los accidentes, solo un 4% de la sangre que se consume en España, es para los accidentes. En algo tan bonito como es tener un hijo, a poco que se complique el parto  se necesita sangre, más del 5% se consume en los paritorios. La mayor parte de la sangre se utiliza  para ayudar a sanar a los enfermos oncológicos y trasplantes.

Cuando a un enfermo, con una donación de sangre se le ayuda a mejorar su salud, no solo ayudamos al enfermo, su entorno es un poco más feliz. A nosotros solo nos cuesta un poco de nuestro tiempo y un leve pinchazo, con ellos hacemos felices  a muchas personas. Intentarlo, veréis como merece la pena.

Yo siempre podía presumir que nadie de mi entorno había necesitado sangre afortunadamente. Hace ya 9 años, en Socuéllamos hubo un grave accidente, un buen amigo mío y creo que de la mayoría de los presentes, lo padeció. Antes de moverlo del sitio ya le tuvieron que poner toda la sangre que tenían en el helicóptero, “tenemos que ponerle toda la sangre que tenemos para intentar que usted llegue vivo a Ciudad Real”, parece ser que le dijo la persona que lo estaba atendiendo.

Cualquiera de vosotros conoce  lo que ha pasado Miguel desde ese día hasta ahora. En aquel momento, en su delirio le comentaba a todo el mundo, que su amigo Cosicas había llevado sangre para él, a día de hoy aun duda si yo estuve en Ciudad Real, a pesar que tanto Mari como yo le hemos dicho mil veces que no. No Miguel no, tu amigo Cosicas no tuvo que llevar sangre a ningún sitio, unos días antes de tu accidente, personas anónimas fueron a donar por si alguien lo necesitaba.

Quiero aprovechar para esta ocasión para felicitar a la Unión Deportiva Socuéllamos por si centenario.

Pasemos unos días de fiesta todo lo agradable que podamos, intentemos hacer felices a nuestro entorno y disfrutemos de todos los actos que nuestro Ayuntamiento nos tiene programados.

De todo corazón, os deseo felicidad para estas fiestas y el resto de vuestra  vida. Intentar ser lo más felices posible.

Queda decir:

VIVA SOCUELLAMOS, VIVAN SUS GENTES Y VIVA NUESTRO PATRONO EL SANTISIMO CRISTO DE LA VEGA.