El presidente comarcal de ASAJA, Pedro Alcolea, analiza en una entrevista extensa la situación actual del campo manchego. Habla de la vendimia, del problema del agua, de los daños provocados por el conejo, del exceso de burocracia y, sobre todo, de la polémica en torno a la planta de biometano proyectada en Socuéllamos. Con un discurso directo, Alcolea defiende la necesidad de estas instalaciones “siempre que se garantice que son seguras, cerradas y sin emisiones”.
El dirigente agrario explica que la vendimia ha sido corta en cantidad pero excelente en calidad. Las previsiones iniciales apuntaban a una buena campaña, pero la falta de lluvias y la escasez de agua en las zonas de regadío han reducido la cosecha en torno a un 20% respecto al año anterior.
“En Castilla-La Mancha estaremos entre 19 y 20 millones de hectolitros, y en España no se alcanzarán los 31, cuando en otros años hemos llegado a 38 o 40”, detalla.
Sin embargo, la calidad de la uva ha sido muy alta. “La uva ha entrado muy bien, sin enfermedades ni podredumbre. Los vinos que salgan serán claros, con aromas intensos y muy buenos resultados”, afirma.
Alcolea recuerda que, a pesar de la sequía, la vid ha vuelto a demostrar su capacidad de resistencia. “El viñedo es lo más fuerte que hay frente a la climatología. Aguanta sequías extremas y se recupera cuando vuelve a llover. Por eso sigue aquí, como lleva siglos”.
Entre los principales problemas del sector, el presidente de ASAJA menciona los daños provocados por la superpoblación de conejos, un asunto que —dice— lleva años sin solución.
“Hemos hablado con todas las administraciones, desde carreteras a ADIF, y siempre nos dan largas. Si no se actúa, iremos por la vía judicial. La administración tiene la obligación de poner los medios”, advierte.
A esa preocupación se suma el agotamiento del agricultor ante la burocracia. “Estamos asfixiados por normativas, inspecciones y papeles. Ahora hasta hay que llevar un libro de campo… El agricultor se ha convertido en una persona perseguida”, denuncia.
El agua es, para Alcolea, el gran problema estructural del campo manchego. “No se ha hecho nada, solo promesas electorales. No hay plan de regadíos, ni recarga de acuíferos, y los jóvenes no pueden acceder al agua”, afirma.
El responsable agrario critica además la desigualdad en las dotaciones de riego. “De 4.200 metros cúbicos por hectárea hemos pasado a 1.200 o 2.000, mientras que a ochenta kilómetros de aquí hay zonas con 7.000. Así no podemos competir”.
Tampoco ahorra palabras hacia la llamada tubería manchega, que considera “un fracaso”.
“Fue vender humo. Se inauguró hace 25 años y a día de hoy no tenemos agua potable de esa tubería en nuestras casas”.
Costes desbordados y precios congelados
Los costes de producción se han multiplicado mientras los precios de venta permanecen estancados. “El gasóleo, los abonos, la maquinaria… todo se ha encarecido un 400%, pero vendemos cereal como hace 40 años y vino como hace 25”, lamenta.
Critica también la falta de eficacia de la cadena alimentaria: “Nos dicen que los precios cubrirán los costes, pero eso es otra ilusión. Nada se cumple”.
El dirigente lamenta que cada vez menos jóvenes quieran seguir en la agricultura. “Se incorporan con ilusión, pero en cinco años muchos quieren tirar la toalla porque los márgenes son mínimos y las exigencias enormes”.
Biometano: una solución para los residuos
El tema más sensible de la entrevista llega al hablar de la planta de biometano prevista en Socuéllamos. Alcolea defiende su utilidad, aunque insiste en que debe cumplir con todas las garantías ambientales.
“Nos han machacado burocráticamente con los vertidos, las depuradoras y las sanciones. Esta tecnología da salida a las vinazas y residuos de las bodegas, que ahora nos suponen un problema muy grave”, explica.
El presidente de ASAJA viajó recientemente a Francia para visitar una planta similar. “Queríamos ver una instalación moderna, porque las de hace 15 o 20 años eran sucias, con materiales al aire y con olores. Allí vimos una planta hermética: no huele a nada”, asegura.
“Los camiones vienen precintados, descargan mediante un sistema cerrado y el material pasa a depósitos completamente sellados. Estuvimos encima de la descarga y no olía nada. Dormimos a un kilómetro con el viento a favor y tampoco se notaba olor”.
Para Alcolea, el planteamiento es claro:
“Si oliese, se cerraría. Exigimos garantías de que, si los niveles de olor se superan, la planta se clausure. Pero creemos que es una solución necesaria”.
Además, señala los beneficios económicos que puede generar para el municipio: “El pueblo necesita actividad e ingresos, y esta industria puede ayudar a crearlos”.
“Respetamos las críticas, pero necesitamos soluciones”
Respecto a las protestas ciudadanas, Alcolea insiste en que respeta todas las opiniones, pero pide realismo:
“Queríamos que los políticos y los vecinos vieran lo que hay. Yo pienso en mis hijos y en mis nietas, y si esto fuese perjudicial para ellos, sería el primero en oponerme. Pero no podemos seguir cargando con los mismos problemas sin buscar salidas”.
Una reflexión final: el futuro del campo
En su mensaje final, el presidente de ASAJA lanza una reflexión amarga:
“El campo está perseguido desde Europa y controlado por las élites. Si no abrimos los ojos, en diez años el agricultor tradicional desaparecerá, sustituido por fondos de inversión que tendrán el agua y los derechos. Los políticos prometen aquí y hacen otra cosa en Bruselas. Necesitamos un decálogo de medidas reales, con responsabilidad y compromiso. El sector sabe lo que necesita: solo pedimos que nos dejen trabajar”.
Entrevista completa aquí:










