Este domingo, a las 12 del mediodía, la UD Socuéllamos jugará el partido de ida de la gran final por el ascenso a Segunda Federación frente al CD Cayón. Más allá del resultado que depare esta eliminatoria, el club ya ha ganado algo mucho más difícil de lograr en tiempos de incertidumbre: ha recuperado la ilusión de una afición, una ciudad y una historia.
Hace dos temporadas, el descenso desde Segunda Federación supuso un golpe duro para el club, tanto a nivel deportivo como institucional. La marcha de Jordi López, tras años de entrega al frente de la entidad, dejaba un vacío complejo de llenar. Pero de ese momento delicado nació una reacción inesperada, valiente y comprometida: Sebastián Espinosa, junto a un reducido grupo de personas, decidió dar un paso al frente.
Con escasos recursos, sin apenas margen de maniobra y con más dudas que certezas, comenzó un proyecto que hoy permite soñar de nuevo con el ascenso. Sin estridencias, sin promesas grandilocuentes. Solo con trabajo, constancia y sentido de responsabilidad.
La actual Junta Directiva, con nombres como el propio Espinosa, Manuel Alcolea Requena en la vicepresidencia, y otros miembros que han mantenido un perfil bajo pero una implicación total, ha sabido reconstruir los cimientos del club desde la discreción. En un contexto donde el ruido a menudo reemplaza a los hechos, su manera de actuar ha sido ejemplar.
A su lado, un hombre de la casa: Jacinto Trillo. Exjugador, figura respetada en el entorno del club, asumió el banquillo sin experiencia previa, pero con algo más valioso: una conexión emocional con el escudo. En su primer año, metió al equipo en play-off. En el segundo, ha llevado al Socuéllamos hasta la última ronda.
Los méritos deportivos están ahí: dos eliminatorias superadas frente a Atlético Albacete y Villacañas. Pero lo verdaderamente notable es que, independientemente de lo que ocurra ante el Cayón, la UD Socuéllamos ha recuperado algo que no aparece en las clasificaciones ni en las actas arbitrales: el sentimiento de pertenencia.
Y eso no se logra con fichajes ni resultados. Eso se construye con liderazgo, compromiso y trabajo callado. La directiva actual ha demostrado que se puede levantar un club desde la nada si se tiene convicción, si se cree en el valor de lo colectivo y si se respeta la historia que se representa.
En el fútbol, a veces se sube y a veces no. Pero el verdadero éxito está en que Socuéllamos ha vuelto a creer en su equipo. Y en que, pase lo que pase este domingo y el siguiente, ya se ha ganado el respeto de su afición.










