Una imagen vale más que mil palabras, y esta fotografía cedida por Casiano Sánchez a principios de los años 80 es una auténtica cápsula del tiempo que nos transporta a una Semana Santa de otra época en Socuéllamos. En ella se puede ver desfilar, por una calle aún empedrada y con fachadas deterioradas, a los miembros de la ya desaparecida Banda de Cornetas y Tambores de la Cofradía de la Preciosísima Sangre de Cristo, uno de los grupos musicales cofrades más emblemáticos de aquellos años.
Con su uniforme de gala, perfectamente conjuntado con galones dorados y tambores finamente adornados, los músicos interpretan con solemnidad las marchas que acompañaban a las imágenes en la madrugada del Viernes Santo. En primer plano, la seriedad y concentración de los intérpretes revela la devoción y el compromiso con una tradición que marcó una época en la vida religiosa y cultural de la localidad.
Esta imagen no solo retrata a una formación musical, sino que también refleja el ambiente urbano de Socuéllamos en los 80: calles de adoquines, iluminación tenue, casas aún sin rehabilitar… todo ello habla de un municipio que estaba en proceso de transformación. En ese contexto, la banda aportaba esplendor y solemnidad a las procesiones, siendo también un símbolo de la identidad cofrade de muchas familias.
La Banda de la Sangre de Cristo desapareció hace unos años pero con el paso de los tiempo, ha dejado tras de sí un legado imborrable en la memoria colectiva.
Hoy, gracias a fotografías como esta, podemos rescatar del olvido un capítulo esencial de la historia de la Semana Santa de Socuéllamos, y rendir homenaje a quienes, con cornetas y tambores, dieron alma a nuestras procesiones en años de mayor austeridad, pero también de enorme fervor y entrega.