La plataforma ciudadana Stop Biometano Socuéllamos se ha convertido en una de las voces más activas en la defensa del entorno y la salud de la localidad. En esta entrevista, su portavoz, José María Requena, explica los motivos de la movilización vecinal, el alcance de las plantas previstas y la hoja de ruta que se han marcado para impedir su instalación.

¿Qué es una planta de biometano?
«Bueno, pues una planta de biometano, dentro de los conocimientos que yo te pueda explicar, es una instalación industrial más grande o más pequeña, una macroinstalación industrial en este caso, una de las que nos quieren poner en nuestro municipio, que coge residuos de todo tipo, no solamente de macrogranjas. Es que te lo puede traer de lodos, de depuradoras, de plantas de gallina, gallinaza, hay un montón de restos de animales, bueno, estiércol, todo eso… Entonces eso lo que hace es provocar una fermentación anaeróbica, descomponen esos residuos y producen gas, que luego se introduce en el gasoducto».

«Eso genera un residuo llamado digestato, que normalmente se usa para abono, pero con muchos problemas. 145.000 toneladas al año… eso es una locura. Si eso va al campo sin tratar, nuestros acuíferos peligran seriamente».

¿Qué es lo que más te preocupa como vecino de Socuéllamos?
«Primero, la contaminación del suelo. Nadie garantiza que no haya salida de residuos y se nos vayan directamente al suelo. Y luego el trasiego de camiones es salvaje, la contaminación ambiental, los olores… Yo he visto muchos pueblos donde tienen ya una planta funcionando y la gente está desesperada. No pueden abrir las ventanas ni colgar la ropa. Es un impacto brutal«.

¿Cómo nace la plataforma ciudadana?
«Yo, junto con un grupo motor y con mi esposa, empezamos a darle vueltas. Lo comenté con David Gento, nos pusimos en contacto con la plataforma Stop Biometano del Campo de Criptana, y así arrancamos. Publicamos en redes, pusimos teléfonos, hicimos listas de difusión… y la respuesta ha sido masiva. Hay gente firmando todos los días, tanto en papel como en digital».

¿Qué tipo de organización tenéis?
«No tenemos presidente ni secretario. Hay grupos de trabajo: digital, legalidad, logística… Ahora mismo la lista de difusión tiene 150 teléfonos, lo cual es mucho. También nos coordinamos con otras plataformas y vamos a seguir haciendo charlas, conferencias y recogidas de firmas».

¿Qué mensaje mandarías a los vecinos de Socuéllamos?
«Que se unan a la plataforma, que comprendan lo que está en juego, que sean críticos, por supuesto, pero que se informen. Si no paramos esto, vendrán también macrogranjas. Y nos jugamos mucho como pueblo. A los que están a favor también los respeto, pero hay que debatir con respeto, sin exaltarse».

¿Qué esperáis de los políticos locales?
«Espero que los tres grupos políticos se pongan de acuerdo, que se unan para cambiar las normas subsidiarias si hace falta, para que se frene esta barbaridad. A mí me gustaría que la decisión fuera unánime. Y que no permitan esta planta ni ninguna otra que venga después».

Sobre la planta de residuos médicos, ¿qué opinas?
«Es una planta experimental, porque no hay ninguna otra en España. Está ya inaugurada, con licencia de actividad. Hemos pedido expediente, no nos dieron copia, lo cual es ilegal. Estamos preparando un recurso de reposición. Y si hace falta, iremos al contencioso».

«Es que los residuos citostáticos son muy problemáticos. Nos curan enfermedades, sí, pero dejan restos muy peligrosos. Si hay un fallo en la planta, esos residuos pueden acabar en las tajeas y en la depuradora del pueblo. ¿Quién controla eso?».

¿Qué buscáis desde la plataforma ahora mismo?
«Que se paren estas plantas. Y lo haremos con manifestaciones, con conferencias con expertos, con más firmas y con presión ciudadana. El 11 de mayo convocamos concentración en la Plaza de la Constitución. Socuéllamos no puede permitirse este modelo».