En 1988, el equipo del servicio de Correos de Socuéllamos organizó un homenaje a Aurelio Guillén con motivo de su jubilación, tras años de trabajo en la oficina local. Fue un acto sencillo y cercano, celebrado en las propias instalaciones, en el que compañeros y compañeras compartieron una despedida informal con aperitivos, cava y palabras de agradecimiento.

La fotografía que se conserva de aquel día muestra a Guillén rodeado por su equipo, en un ambiente distendido que combinó el recuerdo de años compartidos con el reconocimiento a una trayectoria profesional cumplida.

Este tipo de gestos, habituales en otras épocas, reflejan no solo el cierre de una etapa laboral, sino también el valor de los vínculos forjados en el día a día del trabajo. Sin grandes discursos, pero con sinceridad, el grupo despidió a uno de los suyos.

Años después, este homenaje sigue recordando el lado humano que hay detrás de servicios públicos como Correos, donde el trato directo y la cercanía formaban parte del trabajo cotidiano.

Fotografía: Manuel Reales