Fotografía de Burgos Conecta. Depuradora industrial de Villadiego (Burgos)
Artículo de opinión de David Gento
La vida se puede tornar irrespirable en Socuéllamos, especialmente en el Barrio de la Iglesia y en la zona de la Piscina Municipal
Cuando las personas que nos gobiernan desde las diferentes administraciones públicas no reparan en las consecuencias que sus decisiones puedan tener para los ciudadanos. Cuando la falta de hábitos democráticos, por encima de lo estrictamente legislado, y de transparencia y buen gobierno no están presentes en el quehacer diario de nuestros políticos. Cuando nuestros gobernantes ocultan sus decisiones todo lo que la ley les permite (y a veces más). Cuando las personas que tienen que decidir sobre nuestras vidas no están capacitadas para prever las consecuencias de sus decisiones; o, simplemente, cuando convergen todas estas circunstancias, lo que sobreviene a continuación suena a desastre.
Y eso es lo que, ¡ojalá y me equivoque!, se está cerniendo sobre Socuéllamos y muy especialmente sobre el barrio Iglesia y el Polideportivo R. Lodares: la construcción de una ESTACIÓN DEPURADORA DE AGUAS RESIDUALES INDUSTRIALES (EDARi), por parte de la bodega Virgen de Loreto (“El Grupo”), detrás de la Piscina Municipal y frente a los pisos de la Iglesia y de las casas de la calle Los Hidalgos, sin respetar distancias mínimas de seguridad.
Esta acción, que bien ejecutada sería ocasión de celebración, pues la bodega dejaría de verter aguas residuales muy contaminadas al alcantarillado general; se puede convertir en un acto muy nocivo y muy presente para la vida de las personas que están en el entorno de esa obra: vecinos, usuarios de la piscina y del polideportivo y, en algunas ocasiones para otras muchas personas del pueblo, dependiendo de los vientos, de las temperaturas, y de otros elementos del clima.
Ya lo advertí en el Pleno ordinario del pasado mes de mayo; ya les remití una carta (que publicaré en breve, para conocimiento de todas las personas interesadas) y, finalmente, volveré a interpelar al conjunto de componentes de dicho Pleno, esta semana, en la sesión de junio, sobre lo que piensan hacer antes de que sea tarde… (sinceramente, creo que nada).
Esto puede ser un grave problema para la vida cotidiana en Socuéllamos (hay más bodegas y otras industrias que, más pronto que tarde, también tendrán que tomar sus propias decisiones; y, si los precedentes son malos, ya sabemos lo que puede venir a continuación).
Este problema no tiene tintes políticos para interesarse por él e intentar resolverlo entre todos de la mejor forma posible: si huele mal, aumentan las poblaciones de mosquitos, avispas, etc. y el aire se hace irrespirable; lo sufriremos las personas de izquierdas, las de derechas, las que dicen no ser de ninguna ideología pero siempre defienden y votan a los mismos y también aquellas que no se preocupan de mejorar la vida colectiva, pasan de todo, pero luego critican las decisiones en cada esquina y ponen a parir a sus ejecutores en cuanto tienen ocasión de hacerlo (y si no, la buscan).
Es, por todo ello, que deberíamos asistir muchas personas al Pleno de final de mes de junio, para mostrar que no queremos correr riesgos innecesarios, para manifestar que nadie debe jugar con nuestro bienestar y para empezar a prepararnos para debatir civilizadamente y con información científica y técnica solventes, sobre lo que se puede y lo que se debería hacer; pues la obra avanza a gran velocidad y no podemos esperar quietos a que la suerte nos traiga buenos resultados de dicha obra, o a que compaginemos temporadas sin consecuencias o con bajas molestias con otras donde los olores sean más intensos; o, si las cosas no funcionan como se deseaba, a que el medio que envuelve ese barrio sea irrespirable.
Me despido diciendo lo que no deberíamos jamás hacer: discutir desde posiciones personales o políticas preestablecidas e inamovibles, insultarnos, lanzar bulos y desinformación, o negar la responsabilidad de cada cual, que a juicio de quien redacta este documento se reparte así:
Administración regional (hay mucho que hablar sobre la idoneidad de su actuación sobre el terreno y sobre su Informe de Impacto Medioambiental); Gobierno Municipal (carente de criterios técnicos medioambientales y con dudosas premisas ideológicas sobre la materia – espero que desde la Concejalía de Medio Ambiente se pongan las pilas-); Oposición (que se mantuvo en un discreto segundo plano para no incomodar las sensibilidades de los componentes de la bodega, me imagino, y no contradecir a la Consejería). ¡Y también la ciudadanía! (y no solo el vecindario de la zona, pues es un problema de todos), que tiene que mostrar oposición con oferta de ideas alternativas y reparadoras o resignación con silencio; pues no solo estamos para votar el último domingo de mayo cada cuatro años; sino que también tenemos el DERECHO y la OBLIGACIÓN de protestar, pero también de ayudar cuando quienes deciden no tienen criterio claro y se equivocan y hacerles ver que hay otros caminos posibles que den respuestas adecuadas a las diferentes partes (cierto es, que esta decisión se tomó a espaldas de la ciudadanía y solo se publicó en el Tablón de Edictos del Ayuntamiento, sabiendo que nadie o casi nadie va a leerlo), en lugar de comunicarse directa e individualmente con los posibles afectados (como sería preceptivo en la práctica del buen gobierno democrático).
A tiempo estamos de revertir las posibles consecuencias negativas, si actuamos todas y todos con lealtad, honestidad y compromiso social (otro día hablaré sobre cómo podría ser un escenario de mosquitos y olores a 40º tumbados en la Piscina Municipal, o con las ventanas abiertas, durante las bochornosas noches veraniegas;
o en la procesión del Cristo (y en su Novena), o en la pólvora, oliendo nuestro jubiloso ambiente ferial; o en el Mercado Renacentista, saboreando el insano ambiente de las ciudades de los siglos donde la suciedad formaba parte de lo cotidiano; o escuchando un vibrante concierto en la Casa de la Encomienda, o…).










