Hace 25 años, Socuéllamos vivió una experiencia pionera en movilidad urbana gracias a la iniciativa de Pedro Parra, empresario del transporte que puso en marcha el servicio de autobús urbano, un proyecto que respondía a las necesidades crecientes de conectividad dentro del municipio y que aún hoy se recuerda entre los vecinos.

El servicio, activo en el año 2000, ofrecía un recorrido completo por todo el casco urbano, con un total de 26 paradas repartidas estratégicamente por las principales calles, barrios y puntos de interés de la localidad: desde la Estación de RENFE, hasta la Piscina Municipal, el Centro de Salud, la Plaza de la Iglesia o el Casino, entre muchos otros.

El proyecto, en colaboración con el Ayuntamiento de Socuéllamos, se gestionó a través de la empresa Autocares Pedro Parra, que garantizó un servicio seguro, accesible y asequible. El precio del billete individual era de tan solo 100 pesetas (0,60 euros), y se ofrecían bonos de 14 viajes por 1.000 pesetas, así como carnets anuales para jubilados a precios reducidos, facilitando el acceso a personas mayores.

Las normas de uso eran claras: se respetaban las paradas oficiales, no se permitía comer ni fumar en el interior y el tiempo estimado del recorrido era de 30 minutos, permitiendo a los pasajeros desplazarse con rapidez por el núcleo urbano.

Además de su utilidad práctica, el autobús se convirtió en un símbolo de modernización y cohesión social, conectando zonas alejadas del centro y acercando a los vecinos a servicios esenciales.

Aunque el servicio no se mantuvo en el tiempo, fue un ejemplo de cómo una empresa local, con visión y compromiso, pudo contribuir al bienestar de todo el pueblo, especialmente de las personas mayores. Pedro Parra no solo ofrecía transporte; ofrecía un servicio público en toda regla, adelantado a su tiempo y gestionado con vocación de servicio.

Hoy, en una época en la que se debate sobre la necesidad de modelos de movilidad sostenible, este recuerdo cobra aún más valor. Socuéllamos ya supo hace décadas lo que era moverse bien por su propio pueblo.