A medida que se acerca la Navidad, los recuerdos de tiempos pasados florecen, evocando la calidez y cercanía que definían la vida en los barrios de Socuéllamos. Una imagen compartida hace un año por el perfil «Fotografías Antiguas de Socuéllamos» en redes sociales, captura perfectamente esa esencia.
La fotografía, fechada en 1996, muestra a vecinos del barrio de San José, celebrando juntos la Navidad. La escena refleja un momento único en torno a la tienda regentada por Joaquina, un comercio que surtió de alimentos y sonrisas a muchas familias de la zona. Ubicada en la calle Conde de las Cabezuelas, cerca del colegio Gerardo Martínez, esta tienda fue un punto de encuentro para los vecinos, quienes desarrollaron un vínculo especial con el lugar y su propietaria.
En la imagen, rodeados de sonrisas y espíritu navideño, destaca la figura de un vecino disfrazado de Papá Noel, Rogelio Molina, símbolo de la alegría que se compartía en estas fechas. La unión y familiaridad entre los presentes reflejan un tiempo en el que los barrios eran pequeñas comunidades donde todos se conocían y se cuidaban mutuamente.
Aunque esta tienda ya no forma parte del paisaje actual de Socuéllamos, su memoria sigue viva en el corazón de quienes vivieron esos momentos. Este tipo de comercios, conocidos como tiendas de comestibles o ultramarinos, jugaron un papel fundamental en la vida de los barrios, pero hoy están desapareciendo, desplazados por grandes cadenas y supermercados. Es importante valorar el rol de estos pequeños negocios, que no solo ofrecían productos, sino que también eran un pilar de convivencia y cercanía.
En un tiempo donde todo parece avanzar a un ritmo vertiginoso, mirar al pasado no solo evoca nostalgia, sino que también nos recuerda el valor de la cercanía, el compañerismo y las pequeñas cosas que hacen de las fiestas un momento especial. Los ultramarinos y tiendas de barrio han sido símbolo de esto, y quizás sea momento de reflexionar sobre cómo recuperar ese espíritu de comunidad que tanto los caracterizaba.
