La fotografía en blanco y negro, perteneciente al archivo familiar de Ramona Parra y realizada por los Hermanos Reales, nos transporta al año 1972, capturando un momento entrañable de la vida social de Socuéllamos. En esta instantánea, un grupo de amigos y amigas socuellaminos se reúne para celebrar el Día de la Virgen de Loreto en la tradicional ermita de Loreto, un lugar emblemático de la localidad donde cada año se congregaban vecinos para rendir homenaje a la patrona y disfrutar de una jornada de fiesta.
La imagen muestra la espontaneidad y alegría de aquellos tiempos, con los jóvenes vestidos a la moda de los 70, un reflejo de la época en la que el compañerismo y las reuniones al aire libre eran parte esencial de las celebraciones. Muchos de los que aparecen en la fotografía son rostros conocidos en el pueblo, personas queridas que han dejado huella en la memoria colectiva. Lamentablemente, algunos de ellos ya no están con nosotros, pero su recuerdo sigue vivo en el corazón de familiares y amigos que rememoran con cariño esos momentos compartidos.
La Ermita de Loreto siempre ha sido un punto de encuentro importante para los habitantes de Socuéllamos. En aquellos años, la festividad se celebraba con gran entusiasmo, y la fotografía captura esa atmósfera de camaradería y diversión que caracterizaba los encuentros juveniles de la época. La celebración del Día de la Virgen de Loreto era una oportunidad para escapar de la rutina, disfrutar de la música, la comida y el buen ambiente, creando recuerdos que perdurarían toda la vida.
El trabajo de los Hermanos Reales, reconocidos fotógrafos de nuestro pueblo, es un testimonio del talento local para capturar momentos significativos de la vida cotidiana en Socuéllamos. Su lente inmortalizó no solo la imagen de un grupo de jóvenes, sino también una parte esencial de la historia y cultura local.
Esta fotografía es más que una simple imagen; es una ventana al pasado que nos invita a recordar y valorar la importancia de la amistad y las tradiciones que han formado la identidad de Socuéllamos a lo largo de las décadas. Es un homenaje a aquellos que formaron parte de estos momentos y un recordatorio de la belleza de los encuentros simples pero llenos de significado.











